Estimado lector:
Es tiempo de dignificar y reconocer el trabajo de los Pastores.
¿Cómo hablas de los pastores?, ¿cómo los tratas?¿eres de los que piensa que cuánto más pobres más espirituales son?,¿eres de los que no tiene un pastor porque no se congrega?, en cualquier caso la Biblia nos enseña que nunca el creyente debe de ir "por libre"; sino que debe estar sometido a autoridad.Pero... ´¿dónde está el verdadero valor de un pastor? su verdadero valor, querido lector, está en LA OBEDIENCIA, nunca valores a tu pastor por el tamaño de su iglesia, sea grande o sea pequeña, ni por su elocuencia al hablar o gesticular, ni por sus estudios o su carisma. Muchos son los que me han impactado a lo largo de mis días, tanto que he querido seguir su ejemplo, su obediencia al Señor y al llamado, su amor por el Señor, su persistencia en su puesto, a pesar de la presión del enemigo y su deseo de que la iglesia de Cristo avance y que no se "disperse el rebaño" han marcado mi vida. Admiro a los que no vieron ningún fruto por su trabajo pero que abrieron el camino a los que hemos llegado después, admiro a los que hoy están en la batalla.
Estimado lector: ¿cuándo fue la última vez que trataste a tus pastores como especiales?, es tiempo de comenzar, porque realmente son especiales para Dios y poderosos para el avance del Reino, te aseguro que desde que comiences a verlos con valor y a tratarlos como dignos de admiración el Señor te mirará complacido, no dejes a los pastores vivir en "necesidad económica", el Señor te escogió a ti para bendecirlos, el secreto querido lector es que al bendecirlos tu serás doblemente bendecido.
Oro que el Señor bendiga a todos los Pastores y Ministros que obedecen al Señor y se mantienen en su puesto a pesar de cualquier dificultad, oro que el Señor bendiga a cada persona que me lee, en cualquier parte del mundo, oro que el Señor te abra el entendimiento y la capacidad de dar, sin medida, abundamente y sin reproche, oro que tengas el corazón de Jesús en todo lo que hagas y todo lo que digas.
Pastora Noemí Arteaga.
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